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Instagram, mucho más que fotos...

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Un becario con poca vista

Corría el año 2006. Un joven estudiante llamado Kevin Systrom ponía cafés en una cafetería cerca de su campus universitario. Un día, se presentó un amigo de su universidad, Stanford, un tal Mark Zuckerberg que vestía la típica chaqueta de chándal. Le propuso participar en el desarrollo de una plataforma de Internet que revolucionaría el campus… Se llamaría "The Facebook".

Kevin rechazó la propuesta. Siguió poniendo cafés para sacarse unos cuartos, y aunque Mark volviese más tarde para intentar de nuevo convencerle, no sirvió de nada. Kevin siguió sin entusiasmarse, y los cafés le fueron sabiendo más amargos a medida que Mark se hacía famoso (y rico) con Facebook, y pasaba hasta a salir en la portada de la revista Forbes.

Pero Kevin era un chico con ganas y de ideas propias, y combinaba su tiempo de estudios trabajando como becario en empresas tecnológicas de la zona de San Francisco. Entre ellas, una divertida red social con un pajarito azul. Se dio de alta con @kevin de nombre de usuario, y dejó la empresa unos meses después, sin llevarse ni un duro, ni una stock option... El pájaro se transformaría en Twitter, y también en el segundo tren que perdería...

A partir de ahí siguió sus propios pasos y "esquivó" alguna que otra oportunidad de hacerse millonario. Acabó haciendo Power Points en el departamento de desarrollo de negocios de Google pero, como se aburría, también se fue...

 

El nacimiento de la Polaroid 2.0

Después de todas estas experiencias, Kevin decidió lanzar su propio proyecto. Pensó en una aplicación relacionada con geolocalización (parecida a la de otro amigo suyo llamada Foursquare), pero finalmente optó por un proyecto más personal. Un proyecto que aprovecharía sus estudios de desarrollo informático y su experiencia laboral, además de su principal hobby, la fotografía.

¿Por qué no lanzar "un Twitter de fotos"? Un día, paseando por la playa con su novia, ella le había sugerido darle un toque "vintage" a las fotos sacadas con el móvil... darles un aire más "hispter". Le pareció buena idea y con un tímido compañero brasileño llamado Mikey Krieger pasaron días y noches programando "la idea"... En octubre del 2010, lanzaban finalmente Instagram.

Instagram tenía un toque creativo y adictivo. Te permitía sacar y editar tus fotografías y compartirlas en unos segundos. Basándose en la premisa de Twitter, ofrecía la posibilidad de compartir instantáneas, pero también recibir "Likes" y acumular "Followers". La posibilidad de aplicar a las fotos docenas de filtros "vintage", transformaba tus fotos en instantáneas sorprendentes que te retribuían en seguidores de todo el mundo, una experiencia realmente emocionante para el usuario.

Systrom no era consciente de que su creación revolucionaría las Redes Sociales y la percepción de la fotografía. En menos de dos años su app conseguiría captar el entusiasmo de más de 100 millones de usuarios convirtiéndola en la Red Social con el mayor crecimiento de la historia.

 

La vuelta del chico del chándal...

Por supuesto, este éxito no pasaría desapercibido y Mark Zuckerberg no tardó en llamar de nuevo a su puerta... Dicen los rumores que un fin de semana quedaron para verse, y que Kevin le pidió dos billones de dólares por Instagram. Mark le daría finalmente uno. Instagram no era únicamente considerada como una revolución equivalente a la que vivieron nuestros padres con el revelado instantáneo de la Polaroid, sino que con más de 16 billones de fotos albergadas, se había convertido en el mayor banco de fotos de la historia. La fotografía se convertía en una excusa para comunicar con los demás, y en una experiencia humana única: Instagram permitía compartir tu vida, tus sentimientos, tus emociones sin límites de horarios, culturas, idiomas o fronteras. Y la foto era, ya por aquel entonces, no lo olvidemos, el principal factor de visitas a Facebook.

 

Instagramers, una comunidad mundial nacida en Madrid

En noviembre de 2010, descubrí la adictiva aplicación Instagram. Un domingo registré el dominio www.instagramers.com, y empecé a escribir, de forma desinteresada, breves tutoriales, consejos de uso de Instagram y entrevistas a usuarios destacados de todo el mundo. Un día, una joven de Barcelona, Marta Alonso, me pidió usar la denominación de mi joven blog para lanzar un grupo de fans de Instagram en Barcelona. Acepté. Hicimos lo propio con un grupo de Instagramers en Madrid. Pronto la gente comenzó a escribirme desde Londres, París, Milán, Manila, Rio, Singapur y hasta en San Francisco, cuna de Instagram...

Aunque el objetivo inicial de Instagramers fuese sencillamente poder ayudar a los usuarios a disfrutar de la aplicación, acabé ayudándoles a compartir su afición por la fotografía móvil, a conocerse y algunos hasta casarse... y en más de 350 grupos y 60 países por todo el mundo.

En Internet, todo es posible. Un chico vistiendo de chándal puede tener éxito fuera de un gimnasio, un becario puede transformar el mundo de las Redes Sociales, y un francés con padres extremeños puede, sin querer, salir en la foto.

Tú, ¿qué crees que acabarás haciendo?

Autor: Philippe González (@philgonzalez), News Media Manager en Chello Multicanal y Fundador de Instagramers